En esta primera entrada de contenido al Blog, quisiera esbozar los temas que en el futuro serán desarrollados de forma pormenorizada y que dan una idea general y personal sobre los temas que me preocupan, y de los que cualquier sugerencia o idea será bienvenida.
En la actualidad, la sociedad se plantea numerosos retos a los que se debe dar respuesta en los próximos años, de cuyos resultados dependerá el futuro de las nuevas generaciones y en los que la arquitectura no puede ser ajena. No es la única variable en un mundo complejo como en el que vivimos, pero sí una pieza fundamental en el cambio de mentalidad que es necesario realizar.
Estos retos los podemos resumir en los siguientes temas:
- Adaptación al cambio social
- Sostenibilidad del modelo
Aunque es difícil generalizar, vamos a centrarnos en una sociedad occidental actual, en una ciudad tipo de población superior al medio millón de habitantes.
Cambio Social
La forma en la que habitamos en la actualidad, entendiendo por “habitar” el sentido más amplio del término, es decir cómo usamos la vivienda, la oficina, los espacios para el comercio, para el ocio,… , no tiene mucho que ver con los modelos de hace tan sólo 20 ó 30 años y en un futuro casi es imposible predecir hacia dónde se encaminan estos modelos.
Los espacios para el trabajo son un claro ejemplo de cambio habitacional que arrastran a otros ámbitos: el teletrabajo y la deslocalización de los empleados en las empresas ha provocado por un lado la expansión de los coworkings y por otro el uso de espacios dentro de la vivienda a modo de oficina, que normalmente no han sido pensados para ello.
Si hablamos de Málaga, ciudad que mejor conozco, se aúnan dos circunstancias que han provocado un cambio vertiginoso en los últimos años: el turismo (relativamente reciente en Málaga ciudad, aunque no en la Costa del Sol) y la concentración de empresas tecnológicas (no sólo en el Parque Tecnológico). Por un lado el efecto atractor de los servicios ofrecidos al visitante y por otro condicionantes de tipo climático y geográfico ha provocado no sólo el aumento de la población sino también de las modalidades habitacionales.
La vivienda vacacional, se ha establecido en los centros de las ciudades transformando muchas zonas degradadas o inutilizadas, provocando una transformación económica innegable. Por otro lado, ha provocado el desalojo de los habitantes autóctonos (gentrificación) y el encarecimiento de la vivienda.
El fenómeno de los “nómadas digitales” (o simplemente trabajadores deslocalizados que viajan; mezclando turismo con trabajo, relaciones sociales con laborales) ha hecho aparecer el concepto “coliving” tanto en entornos urbanos como rurales.
Por otra parte, las relaciones familiares y su composición, han ido transformando los espacios y necesidades de la vivienda: familias monoparentales; individuos que circunstancialmente viven solos o con pareja esporádica; jubilados o personas mayores que necesitan asistencia y que el apoyo familiar antes recibido, se ve reducido,… son temas a investigar y a como la arquitectura debe adaptarse o tener la capacidad de adaptarse para proporcionar soluciones eficaces a los nuevos modos de habitar.
Sostenibilidad del Modelo
No voy a ser original si digo que el modelo actual es insostenible y que el sistema económico – social que hemos vivido en los últimos 50 años, tiene los días contados. Tanto en agotamiento de recursos como en la generación de residuos, el deterioro de las condiciones de vida en un futuro no muy lejano parece inevitables si no se cambia el rumbo del barco social en el que vamos todos.
Desde hace algunos años, en línea con las políticas de cambio de dirección hacia un modelo sostenible, se intenta mitigar desde la arquitectura el efecto del cambio climático y el consumo energético desmesurado que hemos venido teniendo, incentivando a medidas de supuesta sostenibilidad. Como consecuencia, se hace uso de palabras como “sostenible”, “ecológico”, “orgánico”, … que de tanto uso y abuso, en su mayoría puramente comercial o de marketing, están perdiendo su original significado y lo que es peor, se están convirtiendo en una moda que si no tiene sus efectos a corto / medio plazo, tendrán su efecto contrario.
Habría que pensar si el actual sistema basado en el crecimiento sin límite, con el consecuente agotamiento de recursos naturales (entre los que están los energéticos) es congruente con una reducción en el consumo energético a base de construir, fabricar, elaborar productos, agotando a su vez más recursos. Es decir, se hace referencia a la fase de uso de los productos, pero no se hace referencia a su extracción, transporte, elaboración y desecho. Un Análisis de Ciclo de Vida se hace necesario para evaluar de manera científica, con el empleo de datos fiables, el impacto ambiental de cualquier sistema, y por supuesto, esto se puede y debe hacer con la Arquitectura.
Habría que preguntarse si es necesario seguir construyendo “obra nueva” o es ambientalmente más idónea la re-utilización de espacios y/o elementos ya fabricados. Si es necesaria la utilización de materias para las que hay que transportar miles de kilómetros, cuando localmente tenemos otros materiales de igual o mejor comportamiento. Si es posible diseñar espacios confortables sin necesidad del uso de equipos de climatización, por muy eficientes que sean.
En este sentido, la arquitectura bioclimática, que es la arquitectura “de toda la vida”, es decir la tradicional, es decir la anterior al desarrollo tecnológico, ha dado una respuesta sencilla y eficaz a estos problemas. Hace falta una mirada a esta arquitectura local, adaptada al medio con los mínimos recursos y enriquecerla con los usos y necesidades actuales.
Deberíamos preguntarnos algunas cuestiones sobre este tema desde una perspectiva puramente funcional: ¿Están nuestras ciudades y viviendas preparadas para estos cambios? ¿cuál es el modelo y su sostenibilidad a lo largo del tiempo? ¿Es la actual legislación en general y la urbanística en particular, facilitadora de estos cambios? ¿tienen voz las personas cualificadas o expertas en estos temas?
Todos estos temas serán abordados en futuras entradas a este blog que no tiene otra misión que la de concienciar a una ciudadanía cada vez más abrumada por la cantidad de información a veces contradictoria que se le facilita.